Gustoso por el camino, iban dos hombres, uno mas alto que el otro y el primero de gafas y cabello largo, mas el segundo, el mas bajo de pelo castaño con un largo medio hasta los hombros. Eran Ryumaru y su compañero de hospital quienes visitaban el Hanamachi.
No con demasiada regularidad caminaban por ahí, puesto que salir y caminar entremedio de las casas de geishas no era algo que le fuese de agrado. Prefería ir directamente a las casas de té o bien al teatro, sin embargo caminaron relajados si es que algo nuevo se presentaba o encontraban.
-¿Ves? Este es el famoso Hanamachi. Aquí se encuentran las viviendas de grandes mujeres, bellezas incomparables, y créeme que esta es una de las mas grandes cosas de nuestro japón- Rió asegurado, explicándole a su compañero sobre el sitio por el cual se dirigían.
El tiempo les había dado lo suficiente como para salir y darle un paseo turístico al hombre que acompañaba a Ryumaru, puesto que sus rasgos faciales y apariencia hacían ver que se trataba en lo posible de un extranjero.
No con demasiada regularidad caminaban por ahí, puesto que salir y caminar entremedio de las casas de geishas no era algo que le fuese de agrado. Prefería ir directamente a las casas de té o bien al teatro, sin embargo caminaron relajados si es que algo nuevo se presentaba o encontraban.
-¿Ves? Este es el famoso Hanamachi. Aquí se encuentran las viviendas de grandes mujeres, bellezas incomparables, y créeme que esta es una de las mas grandes cosas de nuestro japón- Rió asegurado, explicándole a su compañero sobre el sitio por el cual se dirigían.
El tiempo les había dado lo suficiente como para salir y darle un paseo turístico al hombre que acompañaba a Ryumaru, puesto que sus rasgos faciales y apariencia hacían ver que se trataba en lo posible de un extranjero.